La pandemia del COVID-19 ha tenido un fuerte efecto sobre la economía española, debido al cierre de numerosas actividades, las restricciones al movimiento que golpearon duramente a la industria turística y las medidas de seguridad, que han impedido el funcionamiento normal de negocios y restaurantes.
Por este motivo, no es una sorpresa que la tasa de desempleo haya sufrido una impactante subida desde comienzos de marzo de 2020 a lo largo y ancho del país. Pese a las medidas de corte social adoptadas por el gobierno, la caída en el nivel de ingresos de las familias, fruto del paro y de la subocupación, ha puesto en dificultad las finanzas personales de millones de hogares en España.
Gastos cotidianos como la alimentación, el transporte y los servicios públicos se han convertido en una fuerte carga para la economía familiar, que no cuenta con entradas de dinero acordes para sostener el costo de vida durante la emergencia sanitaria. Es un caso particularmente grave el de los trabajadores autónomos, que pese a no facturar deben aún pagar impuestos de acuerdo a la categoría en la que habitualmente cotizan.
Es así que muchas personas en España han decidido recurrir al financiamiento para cubrir sus necesidades inmediatas, como el pago de las facturas de luz y gas, arreglos del coche o diversas refacciones hogareñas. Incluso, hay quienes emplean este dinero para cumplir con otras obligaciones, como la deuda de tarjetas de crédito.
Los bancos tradicionales cuentan con líneas flexibles de préstamos personales a tasas relativamente bajas y largos plazos de repago. Sin embargo, más allá de los pequeños montos que suelen concederse en estos casos, el peso de una cuota mensual puede ser alto en estos tiempos de vacas flacas. Este problema se agrava cuando se trata de líneas de financiamiento online, que suelen ofrecer mayores facilidades de acceso, pero con tasas de interés muy elevadas.
Este proceso de veloz endeudamiento de las familias españolas comienza a preocupar a las autoridades. Una recuperación tardía de la economía, que si bien se espera para finales del año podría posponerse ante nuevos brotes de la enfermedad, haría imposible la devolución de los préstamos para muchas personas que permanecerían en el paro por un largo tiempo. En este sentido, un subsidio extraordinario, tal como el que se otorgó a muchas empresas, podría ser una solución en el corto plazo.
En lo que refiere a los trabajadores autónomos, importantes figuras de la cartera de finanzas han sugerido la condonación de las deudas impositivas correspondientes al período de la emergencia. Independientes, pequeñas empresas y emprendedores necesitan un alivio en sus obligaciones para poder invertir y contribuir a una mejora sostenida de la economía.